Historia de la Hermandad



-La cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza. Fundación y ermita (1575):

La hermandad de la Virgen de la Cabeza es una de las más antiguas que siguen existiendo en nuestra ciudad de Valdepeñas.


La advocación de nuestra titular: la de Sra. De la Cabeza viene dada por la aparición de la Virgen María en el cerro del Cabezo al pastor de Colomera Juan de Rivas en 1227 en Andújar, hecho que se extendió rápidamente por toda Andalucía. Es seguramente nuestra proximidad a la comarca andaluza la que hizo notoria la devoción a esta advocación en nuestra ciudad.

La hermandad de la Virgen de la Cabeza de Valdepeñas, aparece inscrita en los libros capitulares de la Cofradía de Andújar del año 1555, según el inventario que en él se establece por riguroso orden de antigüedad de Cofradías filiales. También recoge la prioridad que han de guardar en la procesión y romería de la Virgen.

La cofradía de nuestra ciudad ocupará junto a la del Puente de Don Gonzalo el número: 37. Siendo el año de fundación de ambas el 1575. Por tanto, la hermandad de Ntra. Sra. de la Cabeza es la segunda más antigua de la ciudad de Valdepeñas, tras la de Ntra. Sra de Gracia fundada el 20 de Septiembre de 1573 y extinta en la actualidad.


-Valdepeñas, el gremio de pastores y arrieros. Las primeras romerías:

Desconocemos el año en el que se efectuó la primera romería. Pero si sabemos por la tradición popular valdepeñera, que la villa acudía en romería. Los gremios de pastores y arrieros se unían para presentar ante la morenita su ofrecimiento.

De la confluencia de los caminos: De la Encomienda, Cuesta del borrico y Peña del Cuervo, junto al pozo y pilar que servía de abrevadero al ganado, se reunían todos la víspera al rayar el alba y a lomos de burros y mulas emprendían el largo viaje hasta Andújar.

Estos dos gremios participaban también en las fiestas y romerías de Valdepeñas: San Antón, La Paz, La Candelaria, San Blas, San Marcos, San Isidro, San Juan, San Cristóbal, San Nicasio y San Andrés, que se celebra en las ermitas de: San Marcos, San Nicasio y San Juan, San Cristóbal y San Andrés (Actual parroquia del Santo Cristo de la Misericordia).

Los pastores de la villa, los de las poblaciones circundantes así como los transumantes, estaban constituidos en las llamadas Mestas (Organizaciones o gremios de pastores y ganaderos que cuidan del ganado, su crianza, pastos y venta).

La Mesta de Valdepeñas, fue en tiempos muy numerosa, está unida al Concejo Nacional de la Mesta, fundado en 1273, por su majestad el rey Alfonso X el Sabio. Configurándose desde entonces en toda España una serie de veredas y cañadas reales.

Un ramal que servía de unión entre dos de las más importantes partía de Cuenca, cruzando todo el Campo de Calatrava, para internarse en el reino de Jaén. Atravesaba la villa por las calles Real y Virgen y se unía a las afueras de la población con los caminos: Peña del Cuervo, Cuesta del borrico, de la Encomienda y también con el de las Cinco Peñas o Caminillo.

Este lugar emblemático para ellos, pues constituía el punto de partida para Andalucía, deciden levantar una capilla (actualmente ermita) en honor de Ntra. Sra. de la Cabeza, motivados por la devoción tan grande que la villa profesaba a la Virgen bajo esta advocación.

La población extiende el milagro de la aparición en coplillas y romances.

-Don Bernardo de Quintanilla (1652):

El culto en Valdepeñas a Ntra. Sra. de la Cabeza, va estrechamente unido a los primeros cultos que se celebran en la iglesia parroquial de la Asunción de Ntra. Sra.

La primera y única parroquia, estaba dotada con numerosas, memorias pías y capellanías, que administraban muchos de los sacerdotes que componían el cabildo eclesiástico de San Pedro con más de cuarenta integrantes, tres ministros de coro (Cantores) y regidos por un rector.

En 1652, era la sazón párroco fray Don Bernardo de Quintanilla del hábito de Calatrava. Presbítero de buena nota, muy comprometido con su feligresía y parroquia la que rigió con celo y dedicación plena.

Durante su mandato, se terminó de arreglar la capilla del Santísimo Cristo de la Piedad (Actual Capilla Penitencial). Se ampliaron los nichos con los que estaba dotada. Se colocaron para cerrar las dos grandes rejas decoradas con las Cruces de Calatrava.

Muy devoto del Santísimo Sacramento, quiso que se trasladase a ella el Sagrario. Idea que quedó tan solo en proyecto, pues el Santísimo se trasladó en los primeros días de septiembre de 1670.

-La capellanía de Ntra. Sra. de la Cabeza (1655):

Don Bernardo no vió realizado su deseo, pues falleció el 25 de Noviembre de 1655.

Había otorgado testamento el 30 de Marzo de 1652, ante el escribano Don Juan Martín Cejudo, el viejo, en él se recogen varias fundaciones y mandas piadosas:

1. Una memoria para mayor honra y devoción al Santísimo Sacramento del Altar, dotada con mil reales anuales, para que sean invertidos en cultos, exposición mayor, fiesta de Corpus Christi, Octava y celebración Minerva. Esta cantidad fue provisión suficiente ya que en 1773, se pagaban puntualmente. Siete años después se fundó en la iglesia parroquial, la Real e Ilustre Esclavitud del Santísimo Sacramento.

2. Una Capellanía dotada con doscientos reales de réditos anuales, con la obligación de decir misa rezada los días de fiesta y domingo de cada año en la ermita de  Ntra. Sra. de la Cabeza, sita extramuros de esta villa, por constarle al difunto, que la mayor parte de la gente que vive cerca de ella es sumamente pobre y muchas personas la dejarán de oír, por no tener con quién ir a la iglesia parroquial, ni a otras partes, debido a la distancia que les separa de las mismas.

3. Que otra parte de su caudal se invierta en la decencia y reparos de su ermita.

4. Al prioste (hermano mayor) y cofrades de la misma se le entreguen la parte proporcional que quedase del remanente para que lo inviertan en el culto y adorno de Ntra. Sra. de la Cabeza.

5. Que se le confeccione a Ntra. Sra. un vestido de gala con rostrillo y para ello dona a la cofradía cuatro varas y media de seda bordada a la francesa, reservándose para su fiesta y principales solemnidades. Todo como así lo tenía referido y escrito por voluntad y promesa de su señora madre.

6. Nombró por albaceas a Don Fray Gabriel y Don Diego Muñoz de la Fuente, del hábito de Calatrava. A los presbíteros Don Álvaro Casco Montenegro, Don Bernabé y Bartolomé Bernal Zurdo, por administradores de la capellanía y como heredero a su sobrino Don José de Quintanilla.

-Renovación de ordenanzas en 1656:

El 16 de Septiembre de 1656, Don García de Velasco vicario y visitador general de Ciudad Real y de todo el Campo de Calatrava tras una visita eclesiástica ordinaria a la villa de Valdepeñas, para hacer entrega a atodas las cofradías y corporaciones religiosas la parte de la mitad del remanente, que de sus bienes les dejó según documento y memoria, el doctor fray Don Bernardo de Quintanilla, destinado todo ello para lo que más convenga al servicio de Dios nuestro Señor, reseñadas cada una en su correspondiente manda piadosa.


Recibieron su cantidad las cofradías de: Santo Cristo de la Piedad, De la Vera-Cruz y Soledad, San Nicasio, San Marcos, San Juan Bautista, Ntra. Sra. de Gracia, y el Cabildo Eclesiástico de San Pedro.

Al día siguiente en casa de Don Alonso García Robredo, prioste de la hermandad de Ntra. Sra. de la Cabeza, se reunió con Joseph de Moya y Miguel Cubero, advenidores.

Bernabé Rodríguez y Martolomé Bernal Zurdo, presbíteros capellanes. Junto a ellos Antón Fernández Villanueva y Sebastián Jiménez, mayordomos.

Pedro Sánchez Yébenes, Juan Ruiz de León, Diego de León Vezares, Francisco de Llera, Diego Fernández Gallego, López García, y José Alonso, cofrades vocales, en presencia del presvítero Don Marcos de la Cruz Rubio, notario apostólico de la villa.

El vicario García de Velasco, tras entregarles, la parte de los bienes y memoria que les dejó el prior Quintanilla les ordenó reunirse y elaborar, nuevas ordenanzas por no hallarse las antiguas y que éstas mismas sean enviadas al Consejo del Cardenal Don Baltasar de Sandoval y Moscoso.

Que tras su confirmación, se sirvan de ellas para el buen régimen y gobierno. Dejándoles de plazo para su elaboración seis meses, añadiendo así mismo el visitador que si en el plazo estipulado no están redactadas y confirmadas se procederá a imponer a la cofradía la sanción correspondiente.

En turno de alegaciones, el prioste y cofrades dijeron que habían elaborado entre ellos ciertas ordenanzas, que les parece son justas para el buen gobierno de la hermandad y para el servicio de Dios Nuestro Señor.

Así le entregó el prioste Don Alonso García Robredo al referido Vicario. el libro donde constan todas y cada una de ellas, y mandó a los cofrades las firmasen y tras la rubrica del visitador apostólico quedó éste encargado de su guarda y custodia, para que sean autorizadas las ordenanzas de manera oficial.

Alonso García Robredo, pidió al representante eclesiástico la correspondiente confirmación de las mismas por escrito a su nombre y dirección, determinando en él la vigencia de las ordenanzas. En ellas se destaca entre otros puntos:

1. Primeramente, la obligación que tienen todos los cofrades y oficiales de acudir el último sábado de Abril de cada año a casa del prioste y el domingo siguiente vayan acompañándole hasta la iglesia de la Virgen de la Cabeza y vuelvan con él a su casa.

2. Que en todo momento lleven las insignias. Se diga en la ermita vísperas y al domingo siguiente misa cantada, con sus diáconos y todo con la mayor solemnidad que se pueda.

3. Así mismo se invite al señor Rector y al Cabildo Eclesiástico de San Pedro para que asistan a las vísperas y a la misa, pagándole lo acostumbrado.

4. El domingo por la tarde día de la fiesta se reúnan en casa del prioste, todos los cofrades mayores y demás miembros de la cofradía y se nombren oficiales (encargados de organizar la fiesta al año siguiente).

5. Que los oficiales sean elegidos, como ha sido costumbre en esta cofradía. Pues hay conveniencia hecha desde antiguo por los cofrades, viejos labradores y ganaderos, para que no se pueda nombrar por oficial ni prioste a otro que no sea del referido gremio u oficio, a excepción del advenidor que siempre será un labrador.

6. La hermandad no podrá en ningún momento obligar a dichos cofrades viejos labradores a que sirvan oficio alguno si no es el cargo referido, la duración será anual. El elegido tiene por obligación aceptarlo, para lo que se tendrá dos días de plazo para responder, si lo acepta. En caso de no hacerlo se le impondrá una sanción consistente en veinte reales, que se aplicará en gasto de cera par la hermandad.

7. Al día siguiente a la celebración de las fiestas se dirá una misa cantada de réquiem como es costumbre por el ánima de Don Bernardo de Quintanilla presbítero, y bienechores de la cofradía. Y todos los que se hallen presentes acudan al ofertorio (ofrecer a la Virgen objetos para después subastarlos y obtener dinero para la cofradía, costumbre perdida en Valdepeñas).

8. Se nombre un sacerdote, por capellán de la Cofradía y que se diga una misa por cada cofrade fallecido. Pagándose por cada una dos reales y se pongan sobre su sepultura la insignia del Santo Cristo, que la hermandad posee y ardan dos velas de cera mientras dure la misa, sin que se pague nada por dicha cera. Obligación que han de tener perpetuamente, así como las misas de oficio de cualquier hermano gratis.

9. Mientras que la Cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza, de la Villa de Valdepeñas tenga caudal se diga en su ermita, sita extramuros de la población todos los días de fiesta y domingos una misa rezada. Otra por los priostes, oficiales y advenidores difuntos, ajustando con el capellán lo que hubiera que dar de limosna por el trabajo y asistencia y se le pague.

10. Una misa rezada el día de la Descención de Ntra. Sra. (25 de Enero) por el Excmo. Sr. Marqués de Sra. Cruz, por tener mucha devoción a Ntra. Sra. de la Cabeza, durante muchos años y ser bienechor de la misma.

11. Se compren dos hachas o codales, necesarios estos para su utilización en las celebraciones solemnes, en los entierros, y misas de oficio por los hermanos, sin que po ello se pague cosa alguna, abonándose del patronato del doctor Quintanilla.

-Carácter Sacramental de la Hermandad:

1. El Jueves Santo por la mañana, tienen obligación todos los cofrades sin excepción de ir a casa del prioste, provistos de las insignias con la Cruz y velas ardiendo, acompañen en la procesión que se hace con el Santísimo Sacramento, para ponerle en arca, de la iglesia parroquial de la Asunción de Ntra. Sra. Mientras su divina Majestad, esto en ella, ardan las hachas y velas de los cofrades.

2. El día del Corpus Christi, tienen obligación de ir a casa del alférez y le acompañen en representación de la hermandad hasta la iglesia parroquial, para asistir a la procesión del Santísimo y cuando ésta termine regresen con él a su casa con el mayor orden y compostura. Al día siguiente a la de Minerva y lo mismo en la Octava.

Todo ello indica que el sacerdote y párroco de Valdepeñas, Don Bernardo de Quintanilla, dió con estas obligaciones a la cofradía un marcado carácter sacramental, pues también fueron incluidas en sus ordenanzas.

-La procesión del Domingo de Resurrección (finales del siglo XVII):

El día de la Pascua de Resurrección, por la mañana, todos los cofrades, asistían a la misa solemne que se celebrara en la iglesia parroquial de la Asunción de Ntra. Sra. tras la cual acudían a la procesión que partía de la ermita de la Virgen de la Cabeza hacia la ermita de la Magdalena, hecho que se destaca en la ordenanza a finales del siglo XVII. Esta costumbre de participar en la procesión del Resucitado se recuperó tras la guerra civil y cita como organizadora de la misma desde el año 1989.


-Unión y vinculación con la Cofradía Matriz de Andújar:

Esta cofradía tiene especial intención en conservar el sitio que tiene en el santuario de Ntra. Sra. de la Cabeza en Sierra Morena, según costumbre y tradición muy antigua. Determinamos por tanto que el año que dicha cofradía tuviese que ir, sea el primer día de la Pascua de Resurrección, conviniéndolo esto con la iglesia. Así como lo que se tenga que dar en concepto de ayuda y costas sean la cantidad acostumbrada. Todo ello debe constar en el libro de cuentas de la hermandad.

Que el prioste y advenidores nombren las personas necesarias para pedir limosna por las calles, según es costumbre y lo que recauden los limosneros, sea inscrito por el mayordomo o el secretario a la sazón, en el libro anteriormente citado.

El Prioste, cobrará todos los réditos de las escrituras de censo que posee esta cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza pertenecientes a la Memoria y capellanía del doctor fray Don Bernardo de Quintanilla.

Así como también las que sean entregadas en concepto de donaciones y mandas piadosas, que se efectúen a lo largo del año.

Todas ellas deberán constar, según informe del citado hermano mayor en su libro correspondiente, redactado de su puño y letra.

-Admisión de hermanos cofrades (Ordenanzas de la cofradía del año 1657 presentes en el arzobispado de Toledo):

Si alguna persona, bien sea hombre y mujer, quisiera, pertenecer a ésta, se lo diga al prioste o a los advenidores. Así entre ellos convendrán si debe entrar a formar parte de esta corporación piadosa, siempre previa consulta del capellán asistente. Siendo favorable tras su inscripción en el libro de hermanos, se procederá a leer las ordenanzas, con compromiso del admitido a acatarlas.

El varón pagará por su ingreso en la cofradía cuatro reales y la mujer dos de cuota inicial. Pudiendo también entrar con derecho a formar parte de la misma sus hijos varones sin necesidad de conferirlo por ninguno de los oficiales mayores.

La hermandad estará también en posesión de otro libro de registro a su nombre, donde supervisado por el prioste deben constar las donaciones, ajuar y joyas de la imagen. Así como todos los bienes y propiedades que posea, especificado en rigurosos y exhaustivo inventario.

Al final de todas estas ordenanzas, solicitan los miembros directivos de la cofradía del excmo. Señor cardenal Don Baltasar de Sandoval y Moscoso, así como de los señores de su consejo, revisen y tengan a bien dar  por aprobado estas ordenanzas y costituciones. Para ello firmaron los que pudieron, los que no supieron actuaron como restigos.

Dado en la villa de Valdepeñas a 17 de Diciembre de 1652. Pedro Adán, Juan Sánchez Rubio, José Ruiz de León, José de Hoya, y Sebastián Jiménez.

Firmado: Don Marcos de la Cruz Rubio, notario apostólico

-Aumento devocional a Ntra. Sra. de la Cabeza en Valdepeñas en los años 1677:


En el panegírico-historial de Ntra. Sra. de la Cabeza de Andújar, escrito por Don Manuel Salcedo Olid, publicado en Madrid por Julián de Pareces en 1677, dentro del capítulo quinto se reseñan las sesenta y nueve cofradías que acuden anualmente en romería al cerro del Cabezo. Entre ellas aparece la de Valdepeñas con el número cuarenta y cuatro, detrás de la de Torrenueva y delante de la del Puente de Don Gonzalo.

Son los años que la cofradía valdepeñera goza de notable esplendor, la devoción a Nuestra Señora va ganando cada vez más adeptos. En 1690 deciden ampliar la capilla, adquiriendo así las dimensiones con las que cuenta en la actualidad, para ello se utilizan los fondos del legado de Quintanilla y otras donaciones.

Las obras duraron varios años por lo costoso de las mismas realizándose en diferentes etapas, debido a lo humilde que era su hermandad y gremio de pastores, pero aún así no se escatimaron en esfuerzos para conseguir el dinero necesario, recogiendo del barrio y de todo el pueblo un buen número de limosnas, en 1712, está casi terminada a falta del camarín.

-El pintor Lizcano (1714):

En 1714 la villa de Valdepeñas cuenta con 5.657 habitantes (según las repuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada), para mayor honra y decencia posible al culto público de Ntra. Sra. de la Cabeza, decide la hermandad que su camarín, se adorne y decore con frescos al gusto de la época.

Se solicita para ello, los servicios de Don Alberto Lizcano del Prado, afamado pintor manchego, natural de Ciudad Real. Aceptó gustoso el artista el hecho de realizar la obra conforme a las condiciones y a lo estipulado por la cofradía y gremio de pastores e inicia su trabajo en el camarín.

Divide sus paredes en siete cuarteles, en los seis primeros distribuye armónicamente, pasajes de la vida de la Virgen María: Su Natividad, Los desposorios con San José, La Visitación a Sta. Isabel, La Encarnación, El Nacimiento de Jesús y la Asunción. El séptimo recoge la aparición de la Virgen en el cerro del Cabezo, a Juan de Rivas pastor de Colomera.

En 1715, finalizaron las obras, quedando la ermita compuesta de crucero único, cúpula, sacristía decente y camarín con acceso desde ele exterior mediante una escalera lateral que daba a la calle.

En su interior en el altar mayor sencillo retablo de madera presidido por la imagen de Ntra. Sra. y las imágenes de San Joaquín y Sta. Ana, padres de la Santísima Virgen.

El artista Alberto Lizcano, residió muchos años en Valdepeñas, pues había recibido el encargo por parte de la comunidad de PP. Trinitarios, para terminar los trabajos de estuco, pintura de la cúpula y rescos de la capilla de Ntro. P. Jesús Nazareno Rescatado el año 1712 bajo la dirección de fray Francisco de San José, siendo superior fray Juan de Jesús María.

-Promesas y donaciones:

Muchas han sido las personas que tras su muerte, han querido realizar donaciones a la Virgen de la Cabeza. Unos bien en cumplimiento de promesas, otros tan solo llevados por el amor y devoción a su imagen. Las hay numerosas pero de entre ellas cabe destacar unas cuantas, que van desde las más humildes a las más consideradas:

1. La de Doña Teresa Muñoz Botija, que falleció el 10 de abril de 1731, esposa que fue de Don Alfonso García-Chicharro, consistía en dos velas para que ardan perpetuamente en su altar (consta en el libro 2 de Defunciones. Pag: 172, vuelto. Archivo parroquial de la Asunción)

2. Doña Ángela González, esposa que fue de Don Juan Marín-Camacho (apodado popularmente por Cavila). Falleció el 1 de Junio de 1735, según testamento otorgado el 28 de Mayo del citado año. Según su voluntad se le diga una misa en la ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza y se lleve a ella para el adorno de su majestad (Santísimo Sacramento), una cruz de plata, que tiene valor de ocho reales (Libro de colecturia de misas de difuntos. Años 1737-1743. Pag:87, vuelto del archivo parroquial de la Asunción).

3. Mateo de la Torre Capitán Martínez falleció el 2 de Noviembre de 1766, esposo que fue de Isabel Muñoz González. Según testamento otorgado el 26 de Octubre del referido año, es su voluntad que se entreguen en el altar de Ntra. Sra. de la Cabeza de esta villa, dos velas de cera, para que ardan perpetuamente, se le digan dos misas rezadas y entregue limosna de ocho reales a su cofradía, por promesa de su esposa (Libro de colecturia de misas de difuntos. Años 1755-1779. Pag:27, vuelto del archivo parroquial de la Asunción).

-Primera supresión de cofradías (1771):

Se produce el reinado en España de Carlos III (1716-1788). A finales de 1771, Don Fernando López, cura párroco a la sazón de la villa de Montoro (Córdoba), formaliza una denuncia ante la Real Chancillería de Granada, en la que expone entre otras cosas su queja ante la falta de normalidad en la romería a Ntra. Sra. de la Cabeza de Sierra Morena.

Señalando así mismo que había en ella borracheras, escándalos, mal lenguaje y estafa en las ofrendas que los fieles hacían a la Santísima Virgen.

Cargando también las tintas contra unas presuntas ventas usurarias de mulas gallegas. Ante todo lo expuesto, tomó cartas en el asunto el Consejo del Reino, ordenando a la Real Chancillería de Granada, la apretura de un expediente. Ordenadno la recogida inmediata de los estatutos por los que venían rigiendo las cofradías, juntamente con todos los documentos pertenecientes a la misma que estuviesen depositados en su archivo.

Después de un largo y penoso proceso, al fin se reconocieron, las posibles deficiencias de una piedad mariana, siempre susceptible de mejoras, quedando claro al mismo tiempo. la total inocencia de la cofradía matriz y sus filiales en la acusación de venta de mulas, que aunque esta se realizaba en provincias de Córdoba y Jaén nunca se hacían en el santuario, motivo este principal de la denuncia impuesta.

En total resultaron afectadas por demanda, setenta y una cofradías y sin estatutos o extinguidas las siguientes: Osuna, Ciudad Real, Iznajar, Baena, Rute, Tebas, Alhama, Archidona, Alcaudete, Mancha Real, Estepa, Guadix, Montefrio, Torrenueva, Valdepeñas, Cañete de las Torres, Villacarrillo, Lopera, El Carpio, Cazalilla, Villfranca, Illoroa, Montemayor y Torrecampo, en total 24.

Tras ganarse el pleito, las cofradías pretenden su reorganización, tarea que no resulta fácil, pues tras los sucesos acaecidos, muchos de sus cofrades renuncian a ello.

No es hasta 1777, cuando se inician los trámites. Las primeras fueron: Santa Fé, Colomera, seguidas de Andújar y Martos. Las cofradías que entregaron sus constituciones fueron las de: Lucena, Aguilar de la Frontera, La Rambla, Úbeda, Castro del Rio, Menjibar, Montilla, Fernán Núñez, y Jaén, en total diez.

Las testimoniadas fueron doce: Andújar, Arjona, Torredónjimeno, Bailén, Linares, Almadén, Arjonilla, Santa Fé, Alhama, Luque. Y otras veinticinco las que no cumplieron la orden.

La de Valdepeñas inicia el proceso para la recuperación en esas fechas, pero no hay acuerdo entre el Consejo de Castilla y el Arzobispado de Toledo. La reorganización y aprobación se llevaron a cabo en 1652 y 26 de Octubre de 1717 respectivemente. Y la que se pretendía por aquella época en diciembre de 1777, tuvo que esperar un año para que el Consejo y el Arzobispado se pusieran de acuerdo, aunque ahí no acabará la cosa ya que más adelante, sufrió otras dos sin contar la de la guerra civil de 1936.

-Visita del Marqués de Santa Cruz (1774):



Don José-Joaquín de Silva-Bazán Sarmiento, décimo marqués de Santa Cruz y del Viso, realiza el 18 de Septiembre de 1774 una visita ordinaria a la villa de Valdepeñas. al entrar a la misma, se detiene en la ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza que hay a extramuros de la población.

Tras su visita quedó admirado de las bellas pinturas que adornaban su camarín, resaltando sobre manera la que recogía el milagro de la aparición en Sierra Morena. Según el documento escrito por su cronista de viaje Don José Viera Clavijo.

-La ermita y cofradía a finales del siglo XVIII:

El 7 de Enero de 1790, es alcalde de Valdepeñas Don Antonio Messia de la Puerta. Cuenta la villa con 9.000 habitantes. Según la relación que la primera autoridad municipal remite a Don Tomás López, geógrafo de su majestad, explica en su informe de manera detallada la situación geográfico-histórica de Valdepeñas y al hablar de la ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza y alrededores dice:

1. Convendría hacer plantíos de álamos, principalmente al sur del caserío, entre la carretera nueva y la ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza. Pero la desidia de la justicia en el cuidado de los árboles que se han plantado en cumplimiento de la instrucción del año 1748.

2. La propesión de los naturales a arrancarlos e causa de que algún celoso patricio no haga, la plantación y si a eso sumamos el abandono de los ganaderos en introducirse en los plantíos y haberse comido algunos olivares que se han puesto de cuatro años a esta parte, aumenta la dificultad de conservación del referido arbolado.

En referencia a la ermita, destaca:

Alejada de la villa a unos doscientos metros, tienen unas pinturas en su camarín de notable interés realizadas por Alberto Lizcano. Actualmente se encuentra bastante deteriorizado con goteras en su tejado.

La cofradía tras pasar una crisis importante, con pérdida de cofrades y mermadas sus arcas, ante la falta de donaciones, tienen que poner en venta la huerta, que poseían, para pagar los reparos de la ermita y aún así han de realizar algunas funciones votivas y recogida de limosnas.

-Rogativas: 

Según constancia escrita tenemos, la cofradía ha realizado con la imagen de Ntra. Sra. de la Cabeza dos importantes rogativas. La primera de ellas se llevó a cabo el 17 de Febrero de 1753, por la falta de agua. La sequía tan intensa que se había producido en la villa, motivó llevar en procesión hasta el campo durante dos días seguidos las imágenes de Ntro. P. Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Cabeza.

El cortejo partió, por la calle de la Virgen, hacia la salida de Andalucía y hasta la ermita de la virgen de la Cabeza. Para terminar en el convento de la Ssma. Trinidad, donde predicó fray Joaquín Trujillo, trinitario valdepeñero, hijo de Juan Trujillo.

La segunda fue motivada por una tormenta que cayó sobre la villa de Valdepeñas y su término municipal el 8 de Septiembre de 1793. El pedrisco caído fue de extraordinarias proporciones, matando la caza y varias ovejas, patiquebrando a muchas.

A expensas del gremio de pastores tras la petición formal al clero y hermandad. Con el pertinente consentimiento se trasladó la imagen de Ntra. Sra. de la Cabeza hasta el Convento, en él se hizo función votiva.

Después la imagen de la Virgen acompañó a la de Jesús Nazareno hasta su ermita. Rezándose el santo rosarios y plática.

La imagen de Jesús quedó depositada en la ermita hasta el día siguiente que salió en procesión al Convento, donde llegó con las primeras luces del día.

-La guerra de la independencia (1808): 

El 11 de Junio de 1809. Domingo de la Ssma. Trinidad, el brigadier D. Pedro de Grimarest, que mandaba a los españoles situados en Villamanrique, atacó la guarnición francesa instalada en Valdepeñas en la casa de Monroy nº 7 (Actual Casino Círculo La Confianza), de la calle Real.

Obligándoles a retirarse a las Aguzaderas, hasta recibir refuerzos del Moral de Calatrava.

Mientras tanto los paisanos recuperaron los ternos de gala de la parroquia de la Asunción: Blanco, encarnado y morado, que los franceses tenían en su poder. Así mismo volaron el polvorín de los gabachos en la ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza.

Tras estos sucesos el templo quedó notablemente dañado, hasta que en 1814, se inician los trabajos de reparación, con las limosnas y donativos recogidos.

El 1 de Marzo de 1815, falleció Dña. Francisca Domingo-Valiente Rodríguez-Caro. Viuda en primeras nupcias D. Alfonso Sánchez-Molero Abendaño, quién murió el 16 de Octubre de 1809, en el cerro de la Jinesa, cerca del camino que va para la media legua, subiendo por la fuente del Chico, la senda arriba, durante la tercera retirada en la lucha contra los franceses, falleció a manos de estos.

Según testamento que realizó esta señora ante D. Dionisio Pozuelo García, escribano de esta villa del año anterior. Es su deseo se entreguen mil reales a Ntra. Sra. de la Cabeza, para que se inviertan en los reparos necesarios de su ermita, en atención a la devoción que a esta imagen tenía su difunto esposo. Donó así mismo una onza de oro a la imagen de Ntra. Sra. por promesa de su hermano Francisco Domingo-Valiente Rodríguez.Caro. Abogado y capitán que fue del ejército en la campaña contra los franceses y que había fallecido en Francia el año 1810.

Es su voluntad se le entreguen a la cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza, las joyas y oros de su ajuar para que se invierta en el adorno y decencia de su imagen o en lo que vieren más conveniente que necesite. Nombró por albaceas a Jerónimo Sánchez-Garrido, su actual esposo natural de Manzanares y a Agustín Domingo-Valiente Rodríguez Caro su hermano y como único y universal el heredero a su hijo Alfonso.

Gracias a las donaciones y al empeño de los cofrades por recuperar la ermita, se terminaron las obras. Se arregló de la mejor forma posible, no así los frescos del camarín que se perdieron en el incendio.

El enclave de la ermita, siguió siendo punto de reunión para los romeros que cada año salían en comitiva organizada hacía Sierra Morena.

Cercana a la ermita estuvo la famosa taberna del: "Arrierillo", lugar de parada de jornaleros, boteros, talabarteros, cuberos, corredores y arrieros que con mulas y burros en carros cargados de pellejos de vino, emprendían desde aquí su salida con dirección a Andalucía.

No antes de su partida, cumplían devotamente con la imagen de Ntra. Sra. de la Cabeza de la villa para pedir su protección y amparo en el viaje pues los peligros y bandoleros todavía existentes, deambulaban por el mismo.

-La desamortización y supresión de la cofradía (1836):

Don Juan Álvarez de Mendizabal decretó con fecha 19 de Febrero de 1836, la usurpación de los bienes del clero secular.

En 1837, aún cuando ya no era jefe del gobierno y siendo ministro de hacienda, el 29 de julio, suprime los diezmos declarando bienes nacionales casi todos los bienes del clero secular. Tras los religiosos, religiosas y sacerdotes, les tocaría el turno a las cofradías, cuyo decreto de supresión tiene fecha del 17 de Marzo de 1845.

Aunque en realidad lo que verdaderamente se quería de ellas antes que nada eran sus bienes, en algunos casos muy considerables debido al cuantioso patrimonio con el que contaban.

Suspendía la corporación mariana de Valdepeñas, pierde a la vez todo su vínculo y contacto con la hermandad matriz de Andújar.

Así quedó hasta su reorganización en 1860, en el que se inician los trámites para su recuperación.

En un libro publicado en la ciudad de Úbeda en Abril de 1883, en el que se habla de la fiesta popular de Ntra. Sra. de la Cabeza de Sierra Morena, se habla de la cofradía de Valdepeñas, pero citándola como peregrina del santuario en la antigüedad, con casa propia en el cerro y el número de orden en la presentación era el cuarenta y cuatro.

En estos últimos años tan solo visitaba su ermita una comisión gestora, hecho que se produjo durante diez años, hasta su aprobación definitiva en agosto de 1870.

-Cambio de festividad (1889):

El 28 de Diciembre de 1891, la corporación municipal que preside Don Lorenzo Garía-Rabadán Caro-Patón, decide cambiar la feria a los días 23, 24 y 25 de Agosto. En 1890, el 29, 30 y 31 del citado mes y al año siguiente del 28 de Agosto al 4 de Septiembre.

En 1889, se celebraba los días 7, 8 y 9 de Agosto coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Cabeza. Cofradía y Ayuntamiento deciden cambiar las fechas de estas dos celebraciones, para que no coincidiesen. Así la hermandad de Ntra. Sra. de la Cabeza fija el 15 de Agosto como festividad de Ntra. Sra.

En 1900 se reorganiza de nuevo, cambiándose sus estatutos. en los que no se hace referencia a la romería de Andújar y a las obligaciones antiguamente contraídas en las primitivas ordenanzas. Se pierde todo contacto con la cofradía matriz y la costumbre y obligación de ir a la procesión del domingo de Resurrección.

En 1911, tras la inauguración de la parroquia del Santo Cristo de la Misericordia, que tuvo como sede el Convento, la ermita y cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza, entra a formar parte de la misma, pues se encuentra dentro de su jurisdisción.

Solemnes y muy concurridas fueron las novenas y celebraciones que la hermandad organizaba en los años veinte. En ella se dieron cita lo más escogido de la oratoria. Entre ellos cabe citar a los hijos de Valdepeñas: D. Gabíno Marqués Camacho, D. Trinidad García-Vacas, D. Vicente Camacho Ruiz-Olivares. El P. Idelfonso Valiente, jesuita y Fray Antonio Valiente, franciscano.


El 1 de Abril de 1929 el domingo de Resurrección se procede a la bendición de la nueva pila bautismal de la parroquia del Santo Cristo. En esa misma mañana se estrenó la imagen de Cristo Resucitado, que fue adquirida a una reputada casa de imaginería de Barcelona y costeada por la piedad de los fieles.

En la plaza llamada de "la Calera" (Actual Paseo de Luis Palacios), se hacía la presentación del Resucitado a la Santísima Virgen de la Cabeza.

Después las imágenes entraban en el tempo y se cantaba una solemne misa con sermón a cargo de Don Vicente Benitez y a su término partía la procesión por las calles: Nuevas, Seis de Junio a la ermita de la Virgen de la Cabeza, calle Virgen, para finalizar en el convento (El Eco de Valdepeñas, 1 de Abril de 1929).

Durante los últimos años de la República, antes del inicio de la guerra civil, la ermita de la Virgen de la Cabeza estuvo cerrada al culto. Momento que aprovechó D. Dionisio Crespo Barrios, perito agrícola y hermano mayor de la hermandad durante muchos años, para llevarse la imagen de la Virgen y guardarla en su casa.

Con ella iba el manto de seda bordado que regaló a la Virgen Doña María Antonia Lasala. Tras terminar la contienda Doña Ana Crespo Abad, hija del anterior devolvió al a parroquia del Santo Cristo y la pueblo de Valdepeñas la imagen de Ntra. Sra. de la Cabeza salvándose de este modo de la contienda.

-Tercera supresión por la guerra civil española (1936):

A lo largo de los siglos en tres ocasiones se ha suprimido la hermandad: La primera supresión bajo el reinado de Carlos III, la segunda a finales de Isabel II y la primera República y la tercera en la guerra civil.

Durante la guerra civil española todas las hermandades de Valdepeñas quedaron suprimidas. La hermandad de la Virgen desapareció como ta, pero no se perdió la Fé pues años después en 1948 recorriendo el barrio, el Padre Matías Horrach viendo las ruinas de lo que habia sido una ermita en extramuros de la población, sintió la necesidad de su reconstrucción, del mismo modo que San Francisco lo hizo en las ruinas de la Iglesia de San Damián, necesidad que fue sustentada por la generosidad del pueblo y la ayuda de un grupo de jóvenes catequistas entre ellas Josefa López de Lerma, una vez reconstruida la ermita fue trasladada la imagen de la Virgen de la Cabeza desde la parroquia del Santo Cristo en Solemne Procesión. La imagen devuelta por Ana Crespo tras ser ocultada en la guerra por su padre regresaba a la que desde 1575 había sido su ermita.


-Finales del siglo XX y principios del XXI: 

De estos pasos llegamos a lo largo de la historia a 1965 en que un grupo de vecinos ve la necesidad de volver a reorganizar la hermandad para el mantenimiento, culto y fiestas en honor de nuestra Señora. La hermandad fue presidida por Don José Rodero Crespo, siguiendo los pasos de amor y devoción que sus padres y abuelos le transmitieron, un comportamiento ejemplar por parte de él y de su junta directiva, hasta el momento de abandonar por motivos de salud y edad, ocupándose del cargo D. Aurelio Martín Perona durante varios años ofreciendo un cambio remodelador a la Ermita, enseres, vestuarios y ajuares adquiriendose prácticamente todo lo que hoy se encuentra en la ermita.

Después pasa el relevo a D. Antonino Marín Ruíz que inició los primeros pasos para la recupaeración de la casa del peregrino en Andújar, aunque sin éxito pues el terreno que tenía Valdepeñas fue adjudicado a otra hermandad.

El cuarto presidente y Hermano Mayor después de la refundación en 1965 fue Juan García García que durante su mandato en la hermandad recuperó la tradición de acudir al Santuario de Andújar así como el día de Castilla La-Mancha donde se juntan todas las hermandades de la región.




Tras él llega el momento de Dña. Juana de la Torre Simón, consiguiendo que Valdepeñas tenga una casa donde peregrinar en la romería, así como todos los hermanos que la deseen usar durante el año. Durante su mandato se adquirió el niño Jesús que posee actualmente la Virgen; además continua sus labores de ayuda a la hermandad y la ermita en la actualidad. Su cargo como hermana mayor lo desempeño hasta el año 2011.



D. Jesús Díaz Rodríguez perteneció a la junta de Dña. Juana de la Torre Simón y presidió la hermandad desde el año 2012 hasta el 2014. Durante esos años se acometió la restauración de los dorados del paso de la Virgen y de la peana sobre la que se posa la imagen en la ermita. Se realizó el sepulcro a modo de peana para el paso del Resucitado y se adquirió la candeleria de la Virgen. Además se consiguió la talla de María Magdalena que procesiona el Domingo de Ramos junto con el Resucitado donada por la hermandad del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad de Valdepeñas.



-La hermandad en la actualidad:

Tras la marcha de Jesús Díaz Rodriguez como presidente tuvo que ocupar el cargo la vicepresidenta ya que la legislatura de 4 años no había acabado. Es por ello que actualmente la Hermana Mayor y presidenta de la hermandad es Dña. Josefa Fernández Ruíz.

Durante estos dos años cabe destacar la adquisición de la Cruz de Guía y faroles para las procesiones que realiza la hermandad, así como la realización de una nueva bandera corporativa de la hermandad por el estado de deterioro de la anterior.

Además se han aumentado los actos y cultos ya que se ha instaurado la realización de una Misa Solemne en honor y culto a Jesús Resucitado en la octava del Domingo de Resurrección y un besapiés a la imagen. Del mismo modo se realiza un rosario vespertino con la imagen de la Virgen de la Cabeza por las calles del barrio. En Semana Santa y tras la idea de ampliar el recorrido de la procesión se apoyó la propuesta de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de instaurar una carrera oficial en Valdepeñas.




Son ya, en este año 2017, 442 años desde que se fundó la hermandad de la Virgen de la Cabeza. Son muchas las modificaciones, los puntos de vista o las labores que han ido despareciendo, cambiando o apareciendo y todo ello para honor y gloria de María. La que era cofradía de la Virgen de la Cabeza con fiestas gloriosas hoy es Hermandad de la Virgen de la Cabeza y Jesús Resucitado con esas mismas fiestas gloriosas a la Virgen y las penitenciales en Semana Santa pasando por una serie de cultos a otros Santo y modelos de Cristo.

A pesar de esas supresiones la Fe continua viva hacia la Virgen bajo esta advocación que apareció en Andújar y es nuestro deber y nuestra ilusión seguir trabajando para su enaltecimiento.

¡GRACIAS POR ESTOS 442 AÑOS DE HISTORIA!

¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!




LA HERMANDAD EN IMÁGENES























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